Los colores neutros aluden en primera instancia a tonos como el blanco, el negro y el gris. A estos tonos pueden sumarse los colores “naturales” como el beige. Veamos cómo operan estos colores en la decoración.
Blanco: Es un tono excelente para ser utilizado en ambientes pequeños porque aporta luminosidad y sensación de espacialidad. Puede usarse casi sin restricciones. Es combinable con tonos intensos, pasteles como así también con los demás neutros. Algunas buenas opciones son Raified Air (SW 6525) y Aura White (SW 6532).
Gris: La gama de los grises se asocia a la modernidad. Aunque muchos lo vincule con la monotonía, en la actualidad se puede llevar este color en todo tipo de ambientes, incluso en el dormitorio de los más pequeños. Algunas alternativas a tener en cuenta son Lazy Gray (SW 6254) y Morning Fog (SW 6255).
Negro: Este tono es el más difícil de utilizar dentro de los neutros. Esto se debe a que es oscuro y suele jugarle en contra a la luminosidad. Por esta razón debe ser aplicado en ambientes grandes o altamente luminosos. Está fuertemente asociado a la elegancia y la modernidad. Debe acompañarse de tonos claros, brillantes o ser utilizado en pequeñas dosis. Algunos toques de Black Magic (SW 6991) o Domino (SW 6989) pueden resultar interesantes en espacios minimalistas.
Beige: Este color brinda calidez. Es perfecto para ambientes rústicos y contemporáneos. Tiene la potencialidad de combinar con todos los demás colores. Colores como Sand Dollar (SW 6099) o Kilim Beige (SW 6106) son perfectos para ambientes campestres entre otras posibilidades.